Los boliches de gran parte del país llevan más de dos años sin funcionar. El pasado viernes, propietarios de locales que funcionaban como tales, se reunieron con autoridades de la Municipalidad de Santa Fe donde recibieron buenos presagios. Sin embargo, la regulación de burbujas es lo que los frena para poner primera de cara al retorno. Así lo transmitió Jorge Reynoso, quien alberga confiterías en la ciudad capital, en diálogo con Buen Santa Fe.
"Es importante que desde el Municipio nos convoquen para la posibildiad de dar inicio a las actividades. De todos modos, sigue siendo desconcertante por varios motivos. Uno, para dar inicio las inversiones son muy grandes, venimos de un año y medio sin poder trabajar. Las sociedades han quebrado. Hay problemas societarios, laborales, deterioro de estructuras. Hay que hacer inversiones para iniciar actividades en un contexto de incertidumbre total", comenzó diciendo Reynoso.
En este sentido, marcó que "el tema de trabajar en burbujas y esta serie de condicionamientos que se está trabajando a nivel provincial no se ve reflejado en otras actividades: la gente se aglomera, se agolpa en lugares. Tenemos ejemplos. Hay muchos locales de la ciudad, incluso supermercados, que están llenos de gente y no se trabaja en burbujas. Algunos bares, concentración de gente por protestas. Nuestro rubro no solo que es el último en habilitarse, tiene condicionamientos que no tienen el resto de los rubros".
Además, señaló que las primeras experiencias no fueron positivas. "Presentamos un protocolo: hay que ver si al ciudadano le interesa este tipo de formato. Nosotros no lo podemos prever. Ya se hizo experiencia en Rosario la semana pasada, monitoreada por el Municipio, que eleva el tema a provincia, y las conclusiones no fueron buenas. No desde el punto de vista sanitario, si no desde el funcionamiento".
Reynoso volvió a destacar que "la predisposición del municipio es muy buena. Se pusieron a disposición. Esta semana nos volvemos a reunir: se comprometieron para poner en condiciones la zona, restituir la iluminación porque la robaron, tratar de mantener el tema pasto para que la gente, cuando uno abra, pueda concurrir dentro de un marco mínimo de seguridad. Hay que emprender un nuevo camino. Creemos que todo ha cambiado. Incluso la gente, su manera de divertirse y juntarse. Uno se tiene que readecuar. Veremos cómo se puede hacer. Si le podemos ofrecer algo saludable a la gente".
En relación a la oposición al esquema de burbujas, marcó que "una confitería bailable es un lugar de interacción por excelencia y trabajar en burbujas atenta contra el concepto. Tendremos que adecuarnos. No podemos competir con el polo gastronómico que se generó en barrio Candioti. Es una situación atípica. Se trabaja fuera de las ordenanzas: hay vecinos vulnerados por el funcionamiento. El concepto de pub fue sacado del nomenclador de espectáculos públicos. Bar es expendio de comida y bebidas. Cuando uno pone intencionalidad estética al funcionamiento del lugar, a la intensidad de la luz, a la música, es un pub. No es un bar. Y fueron sacados del nomenclador".
Por otro lado, se refirió a los riesgos que implica la readeacuación y posterior apertura en un contexto incierto. "Amén de que algunos no vuelvan a abrir, hay que ver quién se anima. Hago una puesta en escena. Hay una fecha para abrir: uno tiene que acondicionar el lugar, volver a tomar empleados, comprar volúmenes grandes de bebida, seguramente contratar espectáculos y nos notifican que no podemos abrir porque los números de la pandemia se volvieron a disparar. Es difícil tomar estos riesgos. Encima, sin saber si este esquema lo va a elegir. Es un desafío, veremos quien lo asume".
"El pedido al Municipio, que nos dio la posibilidad de hacerlo cuanto antes mejor. Sinceramente, cuando fuimos a la reunión, pensamos todo lo contrario. Nos sorprendió la predisposición y la celeridad, vamos a ver si nos podemos adecuar", cerró.
Comentarios