Cuando a fines de enero comenzó a circular el nombre “Coronavirus”, todo era muy lejano. Era apenas una dolencia que había surgido en Wuhan y que parecía imposible que es expanda a todos los puntos del planeta. Con el correr del tiempo, esta concepción fue destruida. Rápidamente acechó a Europa y llegó a América. Sin embargo, China está logrando paliarlo correctamente luego de un gran número de contagios.
Sebastián Villalba, preparador físico santafesino que se encuentra en ese país, brindó detalles del día a día actual. “Con el pasar de estos últimos meses, de este mes y medio, se empezó a reactivar paulatinamente la vida de la gente: el subte, los trenes y los trabajos de mayor necesidad. Nosotros quedamos encerrados dentro del centro de entrenamiento, por lo que vemos afuera lo vemos por las noticias o cuando salimos por un tema en particular, pero nosotros seguimos en cuarentena. El deporte sigue en cuarentena”.
Además, contó que se pasó del caos a la tranquilidad instantáneamente. “Acá llegó a haber un momento donde hubo 4000 contagios diarios y una semana atrás hubo cero contagios en un día. El hecho de que las estadísticas sean favorables favorece a que poco a poco se haya ido retomando la vida. Vale aclarar que se retomó pero bajo los protocolos de sanidad: el barbijo sigue estando, los controles de temperatura al ingresar a cierto lugar siguen estando… para ir de un edificio a otro tenemos que usar como unos patitos, unas bolsas en los pies”
Por otro lado, destacó la rapidez con la que las autoridades actuaron. “Si mal no recuerdo, explotó cerca del 20 de enero. Dos o tres días, el entrenador nuestro ya nos había prohibido asistir a lugares públicos, a utilizar transporte público. A los tres días, llegó el comunicado oficial de la Secretaría de Deporte y lo cuál ya obligaba a todo el mundo a usar barbijo, pasar por los controles de seguridad de temperatura, nos dieron un termómetro a cada uno, teníamos que tomarnos la temperatura. Por ejemplo, si ibas a un edificio, el portero te tomaba la temperatura, los paquetes se recibían en la puerta, no podías salir ni entrar nadie. Se cerró el subte, el transporte público en general, quedaron algunas líneas: se atacó con medidas drásticas que hicieron que esto aminore un poco lo que podría haber sido”.
Finalmente, diferenció la experiencia china con lo que está ocurriendo en Argentina. “Acá ya la pasaron muy mal en el 2003 con el SARS. Entonces, el hecho de tomar conciencia fue más fácil, por así decirlo. Lo que cuesta en otras partes del mundo es que hace mucho tiempo no se pasa por algo parecido. Acá fue instantáneo: cuando sacaron las medidas, todo el mundo las acató, las aplicó y el que no, fue castigado por la ley”
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