Portada  |  02 diciembre 2020

El Papa Francisco sentenció: "El derecho a la propiedad es un derecho natural secundario"

"Techo, Tierra y Trabajo, las tres T que nos hacen dignos", resumió el Pontífice argentino ante jueces y juezas de los continentes americano y africano.

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No se necesita ser un místico medieval como el irlandés Juan Escoto Eriúgena para intentar comprender los dichos del actual Santo Padre. En realidad, leyendo atentamente este breve discurso de apertura de encuentro de magistrados de dos continentes, que fue publicado por la oficina de prensa del Vaticano, puede comprenderse rápidamente el pensamiento social y comunitario del Papa argentino.

Acaso para los misterios de la fe se deba recomendar leer al Papa Emérito, Benedicto XVI, mientras que para las cuestiones sociales de nuestro tiempo sea mejor escuchar a Francisco. Y, lo que expresó Francisco en esta conferencia, puede servir de guía para comprender mejor el accionar de algunos grupos sociales que en los últimos tiempos han ocupado tierras en nuestro país y ha puesto en duda el concepto de propiedad privada.

Las reflexiones del Santo Padre a los encargados de administrar justicia en África y América se convirtieron en una disquisición acerca de uno de los conceptos más importantes de la doctrina justicialista: la justicia social. Y, para fundamentarla, apeló a otras ideas que llevan a darle un sentido. Francisco sostuvo: “la primera tiene que ver con la dimensión de la realidad. Las ideas sobre las que seguramente ustedes trabajarán, no debieran perder de vista el angustiante cuadro en el que una pequeña parte de la humanidad vive en la opulencia, mientras que a una cantidad cada vez más numerosa le es desconocida dignidad y son ignorados o violados sus derechos más elementales. No podemos pensar desconectados de la realidad”.

La segunda idea que esbozó estuvo relacionada con las formas. En todo caso, con aquello que la religión cristiana, como todas las religiones, le permite sobrevivir en el tiempo. El desarrollo de la comunidad, la vida compartida por valores que dan forma a una nación y, a propósito de ello, el Papa afirmó: “pienso en una obra colectiva, en una obra de conjunto, en donde todos y todas asumen que, así como el bien y el amor, lo justo es una tarea que ha de conquistarse todos los días, porque el desbalance es una tentación de cada minuto. Por eso cada día es una conquista. Pero no sólo se trata de unirse para moldear esa nueva justicia social. Es necesario hacerlo con una actitud de compromiso, siguiendo la senda del buen Samaritano”.

Hasta que, finalmente, apeló a la solidaridad: “tenemos que asumir que nos hemos acostumbrado a pasar de lado, a ignorar las situaciones hasta que estas nos golpean directamente. El compromiso incondicional es hacernos cargo del dolor del otro y no resbalar hacia una cultura de la indiferencia. Ese tan cotidiano de mirar para otra parte”.

Fuente: NA

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