Dos delincuentes ingresaron a una vivienda cuando el propietario llegaba de trabajar, luego de encañonarlo los mantuvieron como rehenes durante unos minutos.
En la desesperación el dueño de la vivienda les pidió que se lleven todo pero que no les hagan daño a sus dos hijas.
Se llevaron dinero en efectivo, una notebook, teléfonos celulares y otras pertenencias de la vivienda para huir en una moto.
Antes de irse efectuaron disparos a la vivienda, dejando marcas en el portón de ingreso al domicilio.
La familia vivió una verdadera pesadilla que se hizo eterna con el agregado de los disparos que efectuaron los delincuentes.
Uno de los disparos pasó muy cerca del propietario de la casa cuando este salió por el garage para ver si se habían escapado.
Los vecinos intentaron comunicarse con el 911 pero no pudieron hacerlo rápidamente porque no los atendían, hasta que alguien logró ponerse en contacto.
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