La concentración en su realidad interior describe a los niños autistas. Son niños particulares, niños que necesitan un tratamiento especial para llegar a un óptimo entendimiento de su situación. Gabriel no es un caso excepcional: su familia logró el cometido de comprenderlo. Dentro de esa comprensión, estaba la intención del niño en entablar una amistad particular: con los recolectores de residuos.
Su abuela Cristina reveló la historia en diálogo con Buen Santa Fe. “Gabriel es mi nieto más chiquito. Tiene 4 años. Él tiene autismo y yo quería destacar cómo, con las terapias que hace un año y medio, hace muchas cosas: juega como cualquier otro chico. Y empezó a hablar de la cuarentena y veía el camión de la basura, es como que le faltaba algo. Estaba acostumbrado a salir todos los días. Nos dimos cuenta que se formó él una rutina”.
“Se despierta tempranito a ver el camión de la basura. Se lleva su silloncito y se sienta a esperar. El primer día salió a esperar y le hizo dibujitos. Los trabajadores fueron muy amables: le tomaron los dibujos. En otra ocasión les regaló barbijos y también pulseritas que son de autismo”, añadió Cristina.
Además, contó cómo se fue entablando la relación. “Cuando pasan los chicos lo saludan y le dicen ‘chau amigo’. Queríamos destacar la importancia de la estimulación temprana: el darse cuenta. Nosotros no sabíamos lo que era el autismo. Costó mucho y es bueno que la gente se informe. Es muy sociable Gabriel, conoce a todos los vecinos”.
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