"Los hijos de Los sin Techo son nuestros hijos" una de las tantas frases que nos dejó el padre Atilio Rosso.
Desvelado por la pobreza, la inclusión y la educación, Atlio dejó innumerables obras entre jardines y comedores y un sentido de pertenencia y de lo colectivo de quienes hoy continúan en el movimiento.
Rosso hace mucho más de 10 años bregaba por el hambre 0 y por la necesidad de asegurar el futuro educativo de los niños más vulnerables.
Tenía, sin duda, la visión de un estadista y logró darle dignidad a un vasto sector de la comunidad, dignificándolos a través de la educación, la salud y la alimentación.
José Luis Ambrosino destacó que Rosso tenía en claro las miserias de la humanidad e incluso las había sumido. Entendía que no era lógica la muerte ni el dolor.
Es un mensaje vigente el de Atilio Rosso teniendo en cuenta los índices de pobreza que sacuden a nuestro país.
"La ciudad tiene que quedar sin ranchos" fue otro de los ejes que le dió vida al legado del cura de Los sin Techo.
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