"Doña Mari", como la conoce la comunidad de Sauce Viejo, o Isabel Ceballos de Marsó, tal como esgrime su Documento Nacional de Identidad, se ha convertido en una institución de tal localidad. Reconocida por su amabilidad, tuvo su fiesta de cumpleaños. Claro, no era una cifra más: llegó a cien años de vida. Y, por eso, fue arropada por hijos, amigos, nietos y hasta tataranietos.
Daniel Marsó, su hijo, contó en diálogo con Telefe Santa Fe que "todo el pueblo de Sauce Viejo desde hace dos días la está saludando. Me llenaron el teléfono de mensajes. No cualquiera cumple 100 años: agradezco a la vida de tener una madre de 100 años, es la mayor de Sauce Viejo hoy por hoy. Siempre atenta y cordial para toda la vida".
La propia "Doña Mari" se mostró "agradecida, a todos. A mi hijos, nietos y amigos. Infinidad de amigos. Yo no invito a nadie, ellos saben y vienen: nietos, bisnietos, tataranietos. Son cinco generaciones. Espero las doce de la noche para agradecer a Dios de amanecer un día más con vida. Dios por sobre todas las cosas. Estoy agradecida".
En cuanto a la fórmula para llegar a los 100, Mari no tiene pociones mágicas. "Una vida normal, como toda persona. Trabajar. Trabajé como peluquera, sé nadar, remar. Todo. Para mí no había nada imposible".
"Estoy contenta con todas las personas que voy a ver", añadió Mari que, por ser una fecha especial, beberá algún que otro trago con alcohol para celebrar.
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